Fernando Charry Lara

1920-2004

Nació en Bogotá y murió en la capital de los Estados Unidos.  Doctor en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional  de  Colombia, fue director de la Radiodifusora Nacional de Colombia y del Departamento de  Extensión Cultural de la Universidad Nacional, miembro del consejo de redacción de las revistas literarias Mito, Eco y Golpe de Dados y colaborador de diversas publicaciones literarias de Colombia y del exterior. Ejerció el derecho en una oficina de Cicolac una compañía de productos lácteos.  Fue miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua y miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo. En el año 2000 ganó el Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva y en el 2003, la Universidad de Antioquia le otorgó  el Premio Nacional de Poesía. Tenía 73 años.

La obra poética de Fernando Charry Lara es exigua y con muchas percibibles resonancias de sus poetas más amados, como Arturo, Cernuda, Villaurrutia o Paz. Una poesía mustia, desganada, casi ausente del mundo, o viviendo en un mundo de fantasmas donde los lugares y las gentes existen apenas merced a la piedad con que son mirados por el poeta, una poesía que pareciera la replica vivaz de las pinturas de Edward Hooper, a quien Charry quizás no admiró ni celebró nunca. Quizás valga la pena copiar uno de sus poemas de su segundo libro, Los adioses (1963), sobre un par de cuerpos que yacen al lado de una carretera y que es un testimonio, casi el único en poesía, de ese fenómeno tan colombiano. Y que como ha dicho Cobo Borda “Esta poesía, que combatía con fervor el posible olvido de la dicha y de los cuerpos que la encarnaban con su jubilosa rebeldía ve surgir, en su trasfondo, las afrentosas siluetas de un país de sadismo y pesadumbre. Con razón Charry Lara habló de la crisis del verso en Colombia ante la magnitud del desastre no sólo ético o social sino humano sin adjetivos. Bestias exterminándose con sevicia”.

Harold Alvarado Tenorio